Macedoniana, sí, porque vi en Macedonio Fernández una legitimidad
para mi incoherencia. Digámoslo así: escribió novelas, ensayos, cuentos, poemas
y artículos periodísticos, pero se preocupó por cuestionar e indagar estas
mismas categorías. También escribió cosas inclasificables que se editan
generalmente bajo el título de “Misceláneas”. En su literatura, en sus ensayos,
hay grandes ideas filosóficas y estéticas. Pura metafísica. Además era dueño de
una personalidad singular, caprichoso y ocurrente. Y como si esto fuera poco,
recibía a sus amigos en pantuflas.
¿Cómo no sentirse misteriosamente atraído por una figura
así? Después de todo, uno es un pegote de cosas. Es las decenas de máscaras que
se pone. Los personajes cotidianos que representa. La pluma que rige en cada
ocasión.
Y porque la vida es múltiple y mis intereses se avienen a
ello; y porque con la misma naturalidad que me rio de los chistes menos
calificados escribo cosas que se pretenden serias, pues este es un espacio para
que todo ello se reúna y se pegotee dando cuenta de lo que soy, o al menos, de
algunas partes de todas esas caras. Autores, comentarios, literaturas,
filosofías, investigaciones, libros, cuentos, reflexiones, recomendaciones, prosas
extrañas son (y serán) parte de este espacio (y de mí).
Por eso nace “Macedoniana”. Porque la única manera que
encuentro de explicar y justificar qué cosas son estas que aquí proliferan, es
evocando a Macedonio, su creatividad, su sentido del humor, su sentido-sin-sentido
y su filosofía. Bienvenido al que quiera
leer, bucear y prescindir de una coherencia que, debo confesarlo, ya me he
resignado a no tener. ¡Y con gusto!
Me encanta tu blog, Mariana. Un gusto encontrar cosas como esta en la red. Mágico.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Mágico para mí saber que alguien lee, y que además se tome el trabajo de escribir. Saludos a quien quiera que seas y donde quiera que estés :)
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